Una boda ¿qué me pongo?. Cuando nos invitan a una boda una de las primeras preguntas que nos hacemos es: ¿Qué me pongo? Queremos lucir espectaculares pero a veces, en nuestro afán por ir guapas, metemos la pata.
Dentro de tu propio estilo, al que no debes renunciar si no quieres parecer disfrazada, hay un protocolo que debes respetar. Te damos algunas de las claves a seguir.
Una de las primeras cosas a tener en cuenta es el tipo de vestido. Lo adecuado es vestido por encima de la rodilla para bodas que se celebren por la mañana y vestido largo para bodas por la noche.
Puedes jugar con los límites de esta regla básica, con un vestido por encima del tobillo en lugar del corto, o jugar al despiste con largos asimétricos pero sin traspasar la regla. Si apareces con un vestido largo al mediodía darás la nota y no iras adecuada al evento.
Otro de los temas a tener en cuenta es el color: ni totalmente de negro ni totalmente de blanco. El blanco lo dejamos para la novia, no es elegante quitarle protagonismo. El negro es bonito siempre que lo combinemos con algún otro color para que no parezca que vamos de funeral y sobre todo nunca, nunca, en una boda por la mañana. Como regla general y para acertar siempre lo mejor son colores pastel para las bodas por la mañana y tonos más fuertes para la noche. Y por supuesto, nada de colores demasiado brillantes o lentejuelas por la mañana.
Otra duda: ¿qué me pongo en la cabeza? Hay que ir con mucho cuidado con este tema. Las pamelas y los sombreros son muy adecuados para una boda por la mañana. Si van ladeadas, han de ir inclinadas hacia el lado derecho, ya que tu acompañante debe ir a tu izquierda. Si es por la noche puedes optar por una diadema o un tocado no demasiado grande.
Otra cosa a tener en cuenta son los escotes o vestidos con hombros o espalda al descubierto. Mejor dejar los escotes más atrevidos para las bodas por la noche y optar por vestidos más discretos para la mañana. Y recuerda, si es una boda religiosa, imprescindible algún chal, chaqueta o similar para la ceremonia.
En cuanto al calzado has de combinar elegancia y comodidad. Un tacón alto estiliza pero siempre ha de ser un zapato cómodo, nada de esos tacones imposibles que a los diez minutos de salir de casa ya nos están martirizando. Las bodas suelen ser acontecimientos largos y un zapato inadecuado puede amargarte el día o la noche. El tacón adecuado es de unos 10 centímetros. Por la noche puedes usar algo más pero por el día es mejor un tacón más suave. Y muy importante: escoge el alto con el que sepas caminar, no hay nada menos elegante que una mujer caminando como un pato.
En cuanto a los complementos, recuerda que la sencillez va asociada al buen gusto. No te adornes en exceso si no quieres parecer un árbol de navidad. Ponerse encima todas las joyas que tenemos no es acertado. Mejor pocas joyas y escogidas.
Si respetas estas reglas básicas es difícil que no aciertes. Y ya sabes, ante la duda: sencillez, sencillez, sencillez.
Una boda ¿qué me pongo?
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